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SINDICATO DE PROFESIONISTAS Y TECNICOS DE LA REGION DEL MAYO, CTM

TOMA DE PROTESTA

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EN ESTA FOTO SE MUESTRA CUANDO SE TOMO PROTESTA A LA PLANILLA DEL SINDICATO

lunes, 10 de mayo de 2010

EL PRIORATO DE SION ¿EXISTIO REALMENTE??

Hola, ya que soy nuevo, voy a estrenarme con un tema polémico. El Priorato de Sión.
A muchos os sonará de la película el Código Da Vinci (Da Vinci Code) basada en el best seller de Dan Brown, pero ¿¿¿realmente se sabe qué es el Priorato de Sión???

La Hermandad que presido basa su rito en la búsqueda del "Club de Dios", algo complicado de explicar a los no iniciados en dicha Hermandad, pero que gustosamente intentaré explicar (hasta donde me permita mi juramento) para que los profanos lo entendáis. Además, iré poniendo información en www.hermandadtriada.blogspot.com (ya está puesto los orígenes y la organización). Dado que uno de los 3 fundadores de la Hermandad era un Custodio, 3 grados de los 7 que tenemos, se basan en las enseñanzas del Gran Priorato de Sión, pero el verdadero y no el de hollywood.

Realmente existió un bebé nacido de la unión entre María Magdalena y Jesucristo???
Realmente era una niña a la que llamaron Sarah???
Realmente la línea de "Sang Real" es la línea de los Merovingios???
Realmente los Templarios son sus enemigos o son su brazo armado???
Realmente existió dicho Gran Priorato de Sión???
Realmente el Santo Grial era una copa, o era el útero de María Magdalena que portaba la Sangre Real o Sangre Santa del hijo-nieto de Dios???
Realmente existen los Custodios???
Realmente el heredero o heredera dará la cara y se enfrentará a la Iglesia???

Son algunos de los interrogantes que nos hacemos con este tema tan tabú hasta hace poco.
Las respuestas se pueden buscar de muchos modos....¿Cuál prefieren ustedes?

Un T:.A:.F:.
Viggo Spinoza
XXXVIIº Soberano Canciller de la Hermandad de La Tríada.

viernes, 9 de abril de 2010

SANDOVAL Y EL FASCISMO CLERICAL

SANDOVAL Y EL FASCISMO CLERICAL. “MAS ALLA DE LA NOTICIA”. POR LUIS GUTIERRES ESPARZA. Juan Sandoval Iñiguez, arzobispo de Guadalajara, es sin duda el principal dirigente de la ultraderecha mexicana, el monarca con altar de los sectores más conservadores del país.. La historia de la iglesia católica en México discurre en el anchuroso caudal del abuso, la explotación, la discriminación, la intolerancia y los privilegios. Contadas son las excepciones de personajes eclesiásticos católicos verdaderamente comprometidos con el pueblo y con la nación, entre ellos, los iniciadores del movimiento de Independencia, Hidalgo, Morelos, Matamoros, quienes fueron perseguidos por la jerarquía episcopal, arrojados del seno de la iglesia y presentados ante la grey de los creyentes como ejemplos de maldad y perversidad. El recuento iría mucho más allá de los límites de este espacio, pero podemos abarcar una panorámica general, en cuya trama habría que incluir el llamado constante a la lealtad y la sumisión a la monarquía española, al menos durante más de una década después de la consumación de la Independencia en 1821; la exigencia de exclusividad religiosa, la acumulación desmedida de bienes y del consecuente poder político; la intolerancia, la discriminación y la humillación de las mujeres, la explotación del trabajo de los más necesitados, el empleo de la amenaza del infierno para apropiarse de herencias. El clero católico apoyó a los monárquicos y a los conservadores, a Iturbide y Bustamante, a todos quienes le ofrecieran protección para mantener sus privilegios y aceptaran compartir el poder. En 1856, Antonio de Haro y Tamariz se sublevó en Puebla, al grito de “religión y fueros”, mismo que se repetiría casi a todo lo largo del siglo XIX. Sus secuaces se autodesignaron “legión sagrada”, denominación con la que reaparecerían en los escenarios de la posterior Guerra de Reforma. Los fondos para el alzamiento sectario fueron aportados por el arzobispo poblano, Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, quien finalmente pagó con el exilio, porque la revuelta fue sofocada. Sin embargo, Labastida daría mucho de que hablar todavía: acudió a visitar a Maximiliano en Miramar, cuando se tramaba la tragicomedia del segundo imperio mexicano; fue regente del imperio y, finalmente, arzobispo primado de México. El Presidente Juárez le permitió regresar al país en 1871. En 1911, el entonces arzobispo primado, José Mora y del Río, reunió a un grupo de incondicionales para fundar el Partido Católico Nacional, profundamente contrarrevolucionario y furibundo opositor de Francisco I. Madero. Los obispos y sus cómplices laicos se sumaron a las intrigas del embajador estadounidense Henry Lane Wilson; apoyaron activamente el cuartelazo de Victoriano Huerta, a quien concedieron un préstamo de 10 millones de pesos; adicionalmente, Mora y del Río, le entregó ayuda financiera al general golpista y el Papa Pío X le envió un telegrama felicitándole por “el restablecimiento de la paz en México”. Una paz efímera, aun si en buena medida fue la de los sepulcros. Con Huerta derrotado, la Revolución continuó su curso pese a la hostilidad del Papa Benedicto XV y como era inevitable, al ser proclamada la Constitución de 1917, los obispos llamaron a desobedecerla, con el total apoyo del Vaticano. Siguieron años de tensa calma, de fricciones y provocaciones, de enfrentamientos políticos, ideológicos y sociales. Un nuevo Papa, Pío XI, arrojó leña a la hoguera al asegurar, en la carta apostólica “Paterna sano sollicitudo”, de 1926, que la Constitución y las normas de ella derivadas, “ni siquiera merecen el nombre de leyes”. Dos días después, el arzobispo Mora anunció públicamente el propósito de la jerarquía católica de impugnar de nuevo la Constitución, cuyo cumplimiento, subrayó, no obligaba a los católicos. ¿El resultado? La guerra cristera de 1926-1929, durante la cual, una comisión de los obispos se dirigió a Roma, junto con la plana mayor de la llamada Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa (LNDLR); mas no con el propósito de implorar la bendición papal, sino de reunirse, en el Palacio Venecia, con el duce de la Italia fascista, Benito Mussolini y pedirle ayuda, material y efectiva: dinero, armas, instructores y hasta tropas, para derrocar al “gobierno bolchevique” de Plutarco Elías Calles. Pío XI y los obispos bendijeron a los cristeros, les llamaron luchadores de la fe y de la libertad religiosa, e instaron a los sacerdotes a que estuvieran de su lado. No pocos lo hicieron con las armas en la mano, como Aristeo Pedroza; muchos más, fueron consejeros, cómplices, aliados, correos; detenidos y ejecutados por las tropas gubernamentales, ahora ocupan los altares católicos en calidad de santos. Uno de los principales promotores de la supuesta santidad de los cristeros, ha sido el cardenal arzobispo de Guadalajara, sin duda la fuerza motriz más visible y combativa del fascismo clerical. Héctor A. González, periodista egresado de la UNAM, autor de la columna “Tinta negra” y director general de Bajo Palabra-Periodismo negro, lo ha descrito puntualmente: “Creador de mitos fantásticos, multimillonario ostentoso, devoto destinatario de jugosas narcolimosnas y presumible amigo de narcos, implacable opositor de la liberación femenina– ‘las mujeres no deben de andar provocando, por eso hay muchas violadas’–, al uso del condón y al aborto–, enemigo de izquierdistas –‘hijos de las tinieblas’–, Juan Sandoval Iñiguez, arzobispo de Guadalajara, es sin duda el principal dirigente de la ultraderecha mexicana, el monarca con altar de los sectores más conservadores del país”. Alberto Najar aporta, en La Jornada, que uno de los más poderosos capos del narcotráfico en Jalisco, decía: “Con la iglesia no me meto, mucho menos con el cardenal (Sandoval Iñiguez)”; porque “en Jalisco el tema raspa, sobre todo a raíz de la investigación que por presunto lavado de dinero” llevaba a cabo la Procuraduría General de la República (PGR), en contra de Sandoval. El asunto fue archivado, pero se trata de un tema respecto al cual “los jaliscienses tienen la piel muy sensible, explica Jorge Regalado Santillán, secretario académico del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara”, continúa Najar. “’El tema de los presuntos vínculos entre el narcotráfico y la iglesia está muy presente desde el asesinato del cardenal (Juan Jesús) Posadas Ocampo, pero ahora cobra más fuerza, se pone más en la mesa de discusión. No hay casa en Guadalajara donde no sea motivo de polémica’”. A Sandoval le interesa sobre todas las cosas que se acepte su versión de que la muerte de Posadas fue un “crimen de Estado”. Quiere alejar así la versión, sustentada con no pocas evidencias, de que se trató de un ajuste entre cárteles. Los antecedentes de Sandoval, muy vinculado asimismo con la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), uno de cuyos fundadores, Carlos Cuesta Gallado, fue egresado de la Escuela de Cuadros del Partido Nazi en Alemania, arrojan luz sobre otros de sus comportamientos, como en el caso del Colegio Cervantes Colomos, de cuyas instalaciones se apropió la Curia Metropolitana encabezada por el cardenal, el 7 de marzo de 2009, en condiciones que dio a conocer oportunamente Teresa Frías, representante de los padres de familia: “En representación de la Sociedad de Padres de Familia del Colegio Cervantes Colomos A.C., denuncio la conducta del cardenal Juan Sandoval Iñiguez y la Arquidiócesis de Guadalajara por los hechos ocurridos el día 7 de marzo de 2009, en donde haciendo mal uso de su investidura cometió actos de violencia en contra de alumnos, personal docente y administrativo del colegio, así como de padres de familia. Sin respetar los tiempos marcados por los jueces en el proceso legal que interpuso en nuestra contra desde el año 2007. “Estos actos están documentados con fotografías, videos y sus propias declaraciones a los medios de comunicación. No es posible que un líder de la iglesia católica actúe de esa forma contra sus fieles y mucho menos dejar sin escuela y educación a más de 200 niños. (…) ¿Quien puede proteger a nuestros hijos ante las autoridades religiosas y un sistema de gobierno callado? Tenemos tres días tomando clases en la calle sin la presencia de alguna autoridad”. Ha pasado más de un año desde entonces y la impunidad protege a Sandoval y sus secuaces, sobre todo porque en Jalisco gobierna un cavernícola ultraderechista sometido por completo a la autoridad del cardenal. En el diario jalisciense El Occidental, Juan M. Negrete escribió tras los acontecimientos: “El director de la primaria, José Miguel Veliz Hernández y el presidente de la sociedad de padres de familia, Carlos Navarro Curiel, aseguran que los policías estatales rodearon la escuela y sacaron todo sin dejar que nadie entrara, quemando libros y dañando inmobiliario. O sea que no fue un acto de autoridad sino de vandalismo. Les impidieron el paso y nunca dejaron a los afectados hablar con los actuarios, por ello desconocen quién ordenó el desalojo y bajo qué argumento. Ya había advertido la Curia desde antes que procedería de esta manera arbitraria y prepotente, avalada por la que se dice ser autoridad judicial. Lo había publicado en su boletín informativo El Semanario (28/II/09)”. Vandalizar escuelas, aterrorizar a niñas, niños, maestras, maestros, quemar libros… Se ve que la raigambre ideológica nazi fascista está bien enraizada en el cardenal. Por algo lo alaban y miman tanto los tecos de la UAG, esos semidesconocidos pero poderosos nazis mexicanos. *Luis Gutiérrez-Esparza es Presidente del Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales. Más información: http://claei.org.mx